Los caballos han sido usados desde hace miles años por los seres humanos para muchas actividades, actualmente la actividad terapéutica es una más de estas actividades. La equitación produce resultados excelentes en todas aquellas patologías que conlleven alguna limitación del aparato motor o muscular debido a la posición del cuerpo y al movimiento que produce el caballo al galopar.
El caballo posee características musculares únicas, que se valoran por la agilidad, la armonía y la fuerza. El caballo al paso, transmite vibraciones al cuerpo del jinete y en consecuencia a su cerebro, fomentando las conexiones nerviosas del mismo. En definitiva, consiste en aprovechar los movimientos multidimensionales del caballo para estimular musculatura, huesos y articulaciones.
Entre los beneficios físicos que se consiguen se pueden destacar la mejora del equilibrio, el control de la postura, el fortalecimiento del tono muscular, la coordinación neuromotora y orientación, el espacio temporal y la lateralidad, mejora de la percepción del esquema corporal.
También se producen numerosos beneficios psicológicos como pueden ser: el aumento de la autoestima, mejora de la confianza y de la autoconfianza, estimulación de la atención y la concentración, desarrollo del autocontrol, estimulación de la comunicación y el lenguaje, nuevos aprendizajes como por ejemplo el respeto por los demás y la naturaleza.
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