La manipulación de datos por parte de Nova Austral tiene a la empresa en el ojo del huracán. El gobierno entró de lleno al debate hace algunas semanas y anunció duras sanciones contra la salmonera e incluso arriesga la suspensión de sus operaciones en el país.
Y no fue todo. A mediados de julio el caso llevó a que la compañía realizara cambios en la administración, lo que derivó en la salida del gerente general. Pocos días después el nuevo gerente de la empresa reconoció que se entregó información incorrecta a la autoridad.
Ahora el tema de los salmones de Nova Austral llegó a la prensa internacional. Bloomberg abordó esta contingencia y dedicó un reportaje a la situación que atraviesa la empresa.
Nota de Bloomberg:
Hay una empresa salmonera ubicada en el extremo sur de Chile que se llama Nova Austral. La compañía, cuya mitad es propiedad del gigante del capital privado Bain Capital, es rápida en afirmar que sus salmones no contienen antibióticos.
Es un gran gancho comercial. Los salmones llenos de antibióticos ahuyentan a muchos consumidores. Por lo tanto, aquellos libres de antibióticos pueden obtener primas de hasta un 30% respecto a los que sí los tienen en los mercados internacionales. Por su parte, los salmones capturados en su hábitat valen hasta cuatro veces más que aquellos criados en granjas acuícolas.
Haga clic en el sitio web de Nova Austral y aparecerán imágenes de frías aguas antárticas, chubascos de nieve y costas patagónicas. El nombre de la marca de la compañía, Sixty South, que se puede encontrar en Fresh Direct de Nueva York y otros lugares en Estados Unidos, aparece en la página de inicio. “Puro salmón, naturalmente”, declara.
Lo que la página no dice es que la compañía se vio obligada a reconocer el mes pasado que un informe de investigación publicado por el periódico local El Mostrador era verídico: Nova Austral manipuló datos de mortalidad de peces presentados a las autoridades. Sus salmones se estaban muriendo en cantidades alarmantes.
Varios escándalos han afectado a la floreciente industria chilena del salmón en los últimos años, como por ejemplo el escape de unos 900.000 peces al océano Pacífico o la proliferación de algas en 2016, que ecologistas atribuyeron en parte al cultivo de salmones y causó estragos en la costa chilena.
No hay indicios de que Nova Austral haya vendido salmones enfermos a minoristas, pero aún así, este incidente ha causado polémica en Chile, que produce alrededor del 25% de la oferta mundial. El regulador interpuso denuncias; miembros del Congreso exigen una normativa más estricta; el máximo ejecutivo de Nova Austral, Nicos Nicolaides, fue apartado y el precio de los bonos en el extranjero de la compañía se desplomaron a 60 centavos por dólar.
Apariencia de sustentabilidad
La saga también resalta otra tendencia creciente en momentos en que lo orgánico y lo ecológico están de moda entre los consumidores adinerados del mundo: la tentación de tomar atajos y dar a los productos una apariencia de sustentabilidad es grande. La práctica se conoce como greenwashing o lavado verde. Si bien Nova Austral no hizo un lavado verde como tal ya que después de todo los salmones no tienen antibióticos, lo que sí hicieron es un pariente cercano de eso: falsificar datos para que su producto orgánico parezca más ecológico de lo que realmente es.
“Lo que sucedió con Nova Austral es intolerable”, comentó Alejandro Buschmann, biólogo y profesor de la Universidad de Los Lagos, con sede en la principal región productora de salmones de Chile. “Este acto deshonesto deja el manto de duda sobre el resto de la industria del salmón porque no hay ninguna evidencia de que esto no pudiera haber pasado en otras empresas”.
La junta directiva de Nova Austral cooperó plenamente con los reguladores e implementó medidas para garantizar la notificación precisa de la mortalidad de salmones, informó la compañía en un comunicado enviado por correo electrónico. Harold Meyer, miembro de la junta directiva y director de Bain Capital, indicó en una videollamada en julio que la investigación identificó “deficiencias inaceptables”. Agregó que Nova Austral “nunca ha puesto en riesgo los estándares de producción, integridad del producto y sustentabilidad”.
Bain y la firma de capital privado Altor Funds tomaron control de Nova Austral en 2014 luego de que una de sus compañías la comprara en US$183 millones. Ninguna de las dos empresas respondió a solicitudes de comentarios.
La marca Sixty South suele venderse en tiendas que ofrecen productos alimenticios orgánicos y saludables, como Lunds & Byerlys, con 27 tiendas exclusivas en Minneapolis, y en muchos restaurantes y hoteles como el Loews New Orleans. Alrededor de un tercio de su producción se vendió en EE.UU. el año pasado. Fresh Direct, Loews Hotels y Lunds & Byerlys no respondieron de inmediato a correos electrónicos y llamadas solicitando comentarios.
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