Desde junio de 2013, la cámara hiperbárica del Hospital de Quellón, permanece guardada en un container del centro asistencial, el aparato fue solicitado por la comunidad al entonces ministro de Salud, Jaime Mañalich, ya que exigían que se ofreciera una calidad en el servicio, a raíz de la muerte de las jóvenes madres Verónica Cosme y Carola Concha.
La maquina tuvo un costo de 104 millones de pesos y su objetivo era atender los buzos que padecen del conocido ‘mal de presión’ o síndrome de descompresión inadecuada, entre otras razones, porque no posee la certificación de fábrica, aunque en su momento se capacitó a personal del centro de salud para su funcionamiento, de hecho se construyó una bodega en el hospital para el almacenamiento de gases que usarían especialmente en la cámara.
El director (s) del S.S. Chiloé, Carlos Zapata, detalló que “el año pasado hubo una resolución de parte de la exdirectora (del Servicio de Salud Chiloé), señora Marcela Cárcamo, señalando que esta cámara no cuenta con la certificación para su funcionamiento que se entrega desde fábrica y resolvió mejor no hacerla funcionar, por un tema de seguridad hacia los usuarios y eso se comunicó a la mesa social y se comprometió a que estuviera dentro del proyecto de normalización del Hospital de Quellón”.
En cuanto a los pacientes que padecen ‘mal de presión’ han conseguido atención en el sur de la Isla Zapata, gracias a medidas de derivación al Hospital de Ancud.
Con relación al por qué se decidió no invertir en el funcionamiento de la actual maquina, Zapata aseguró que “la normativa del 2015 (dos años después de su arribo) indica que debe estar dentro de un recinto como un servicio clínico, debe tener área limpias, baños, salas de espera, vestidores para los profesionales, un administrativo, entre otros; entonces el Hospital de Quellón optó en no hacer la inversión de un servicio clínico considerando que en un año y medio más deberíamos estar en un recinto nuevo”.
No obstante, la doctora Vania Hernández, directora (s) del Hospital de Quellón, precisó que desde el 2013 se capacitó a diversos equipos compuestos por médicos, enfermeras y técnicos para pusieran en funcionamiento dicho aparato y atender a los pacientes con patologías del buceo.
“Se hizo un manual de manejo para el rescate, manejo hospitalario y derivación de los pacientes, luego el 2014 se hizo una versión de protocolo donde se establecen los responsables, tiempos de respuesta y los flujos, para que el médico que lo recibe en urgencia tenga la visión inmediata de los exámenes que se deben hacer” aseveró Hernández, quien al mismo tiempo agregó que el personal médico nuevo que ingresa a trabajar al hospital son formados bajo el protocolo.
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