Domingo 25 de diciembre de 2016. Faltaban ocho minutos para que el reloj marcara las 11:30 de la mañana cuando un fuerte sismo sacudió a Chiloé. En el resto del país, el movimiento se sintió desde la Región del Biobío hasta la Región de Aysén. Los instrumentos dijeron que la magnitud había sido de 7,6 Mw y la intensidad VIII Mercalli.
Fue la propia naturaleza la que habló hace un par de semanas en el Boletín de la Sociedad Sismológica de América. Un estudio liderado por Ed Garrett, investigador de la Universidad de Durham, evidenció el alzamiento de las costas de las islas de Chiloé a partir de algas muertas que formaban una línea blanca en el borde costero de una de ellas.
Diez meses después del terremoto de Chiloé, Garrett y sus colegas estaban estudiando los efectos del terremoto en los ambientes costeros y buscando ejemplos de cómo los terremotos afectan a las marismas (ecosistemas húmedos) y a partir de estos cambios, analizar terremotos prehistóricos. En eso estaban cuando realizaron una visita en terreno a la isla Quilán, al sur de la Isla Grande de Chiloé. “Fue solo una vez que llegamos a la isla Quilán que notamos una banda de algas coralinas blanqueadas a lo largo de las costas rocosas” y nos dimos cuenta de que podíamos usar este marcador para cuantificar el aumento de la costa por sobre el nivel del mar, recuerda Garrett.
Esta línea blanca eran algas que murieron cuando a causa del terremoto, la costa se alzó y estas plantas quedaron expuestas al sol y sin contacto con el mar. Lo que siguieron fueron muchas mediciones esta línea de algas blanqueadas que aparecieron en Quilán y Chiloé. El registro es importante porque se trata de una zona en la que prácticamente no existen instrumentos que permitan medir la deformación de la corteza. Según el equipo de Garrete, los cambios en el nivel de la tierra son de hasta 25 centímetros.
Daniel Melnick, director del Núcleo Milenio Cyclo e investigador del Instituto de Ciencias de la Tierra de la Universidad Austral cuenta que en esta investigación Cyclo contribuyó a la formulación de las hipótesis del estudio. “Nosotros registramos deformación durante dicho terremoto en el campo lejano usando GPS, pero no directamente en la zona de ruptura usando observaciones directas de terreno. Es importante validar los datos geodésicos”, dice. En los estudios de Cylco calculaban un levantamiento del orden de decímetros.
Si se levanta o no la costa, depende de la relación del lugar en el que ocurrió el movimiento de la falla y la ubicación de la costa. “Si la falla se movió justo bajo la costa, ésta se va a levantar. Si la falla se movió mar adentro, la costa se va a hundir. Levantamiento costero ha sido registrado durante varios terremotos, incluyendo el de 1960 (en Isla Guafo), de Tocopilla el 2007, y el 2010 (en la Península de Arauco)”, dice Melnick.
La línea de algas muertas, dice el director de Cyclo son apreciables a simple vista para un ojo entrenado como el de un científico, un pescador o un habitante que visita regularmente la costa, pero la mayoría de los turistas, en general, no se hubiesen percatado del cambio.
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Los combinados nacionales deberán medirse contra rivales de Colombia, Uruguay y entre chilenos.
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