En un contexto marcado por el cambio climático y los crecientes desafíos hídricos que enfrenta la agricultura, el Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA), a través de su Centro Regional de Investigación Rayentué, se ha consolidado como pionero en la implementación y difusión de sistemas de cosecha de agua-lluvia en Chile. Esta tecnología, que nació en la Región de O’Higgins, hoy beneficia a miles de pequeños agricultores a lo largo del país, siendo un ejemplo de innovación y sostenibilidad.
El proyecto tuvo sus inicios en 2009, cuando un equipo liderado por el Dr. Jorge Carrasco, ingeniero agrónomo e investigador de INIA Rayentué, instaló las primeras cuatro unidades demostrativas de cosecha de agua-lluvia en predios de pequeños agricultores. Financiado inicialmente por Naciones Unidas, este trabajo surgió como una respuesta concreta a la principal preocupación: la escasez de agua.
"La idea era adaptar y perfeccionar conceptos que habíamos visto en países como Brasil y México pero orientándolos a la realidad chilena", relata Jorge Carrasco.
El impacto fue notable atrayendo el interés institucional permitiendo su expansión. Gracias al apoyo financiero y técnico recibido, se superaron las 4.000 unidades instaladas a nivel nacional en 2022.
La tecnología implementada por INIA ha demostrado ser adaptable beneficiando no solo a agricultores locales sino también regionales e incluso hasta la Patagonia.
"Es emocionante ver cómo esta tecnología ahora se ha extendido desde el norte hasta la Patagonia mitigando los efectos del cambio climático", destaca Carrasco.
Además estos sistemas incorporan invernaderos con riego por goteo permitiendo diversificar producción hacia hortalizas o flores optimizando recursos hídricos e incrementando resiliencia frente a sequía contribuyendo así a sostenibilidad del sector agrícola.
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